Por Ismael Sierra Contreras
Roberto Bolaño: Real Infrarrealista
Raúl Silva de la Mora
Carbón libros, 2023. 120 páginas.
$13.000
Precio especial miembros de LaKomunidad: $11.050
En un mundo de utopías, no existe la muerte, ni tampoco el exilio: solo existe un camino de llegada, y junto con él, vive la palabra -con mayúscula y con minúscula- y aclara todos los misterios del mundo. Pienso en todo esto luego de leer con mucho entusiasmo Roberto Bolaño: Real Infrarrealista, publicado por Carbón Libros este 2023.
En este gran libro, Raúl Silva de la Mora se ha encargado de compilar durante 25 años una serie de testimonios de quienes vivieron y conocieron directamente la creación del Movimiento Infrarrealista, un gran protagonista de la escena literaria de México durante los años 70 que tuvo como uno de sus más célebres representantes al chileno Roberto Bolaño.
Desde Bruno Montané hasta Rubén Medina (que fundaron dicho movimiento) hasta Victoria Soto o Carla Rippey (que lo conocieron desde fuera), a lo largo de esta obra se despliegan una multiplicidad de voces que iluminan zonas poco conocidas del infrarrealismo.
Mientras avanzamos en sus páginas, vamos descubriendo, revelación tras revelación -como en un juego de espejos- la simiente y las distintas ramificaciones de aquella ruta recorrida por un grupo de jóvenes que vinieron por todo, dispuestos a abandonarse e instaurar una nueva creación, sin pedirle permiso a nadie. “Vamos a hacer un movimiento y se va a llamar infrarrealismo”, fueron las palabras de Bolaño, según cuenta Lucero Andrade. Así se dijo y se hizo. Y luego, se disparó: en un viaje que combinaba lo poético y lo político, de marcada inspiración surrealista, el infrarrealismo intentaba dar respuesta a un momento sociocultural chato y opaco.
Como cuentan María Guadalupe “Pita” Ochoa y José Reguero, en ese movimiento “estaba el ámbito donde podías escribir con todas esas características que proponíamos que debía cumplir el poema, porque ponías en juego todo: la vida, la visión sobre la poesía, sobre la literatura y sobre el arte. Solamente dentro del movimiento se daba, porque intentarlo individualmente era groso y complicado. Los preceptos estos de nuestra estética es la vida, nuestra ética la revolución.” Es decir, sólo a través de esta nueva ruptura de paradigma se podía dar a conocer un nuevo territorio para la creación literaria y artística. En tiempos donde cierta institucionalidad literaria llamaba a una suerte de Estado de sitio -de no salir ni moverse a ninguna parte, de no arriesgar nada- el infrarrealismo montó sus propios explosivos y se lanzó directamente a la pelea cuerpo a cuerpo.
Sobre el resultado de esa batalla, no hay una sola opinión. A pesar del reconocimiento internacional que ganó Roberto Bolaño con posterioridad, nadie salió indemne del infrarrealismo. Aunque escribió una de las expresiones más poderosas de su primer manifiesto (“El riesgo siempre está en otra parte. El verdadero poeta es el que siempre está abandonándose”), su relación con otros insignes miembros fundadores -como Mario Santiago y Bruno Montané-, comenzó a diluirse lentamente, según nos muestran diversos testimonios de este texto. Sin embargo, no fueron las edades ni los tiempos los causantes de esta grieta: fue la lucha por descubrir el lugar artístico para la creación donde realmente debía hallarse. A esto se refiere Bruno Montané cuando dice -luego de sacudir elegantemente a Bolaño- “si es poético, está vivo, si no es poético, está muerto”.
En un momento social donde casi nada nos remece, es saludable que Raúl Silva de la Mora nos ayude a rescatar el rol de Roberto Bolaño en el movimiento infrarrealista, y de paso, nos permita volver a esa indescifrable posibilidad que habita en la ética del lenguaje y sus diversos modos de ser que permitió dar a luz a este gran movimiento literario.
Ismael Sierra Contreras (1986). Abogado, Universidad de Chile. Ha publicado Ética de insistir (2022) bajo el sello editorial La Finestra, reseñas y columnas en Revista Lecturas y otros medios. Ganador de la beca de creación literaria del Ministerio de las Culturas (2024).