Por Sebastián Astorga A.
Pablo de Rokha: Moisés
Editorial Oso de Agua y Editorial Multitud, 2023. 89 páginas.
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En la recepción de la poesía chilena, la de Pablo de Rokha va en un alza permanente. Su vasta y densa obra se va redescubriendo año a año al modo, tal vez, de “un oráculo deforme y terrible”, como anota Álvaro Bisama en Mala lengua, su notable ensayo sobre la vida y obra del poeta publicado en Alfaguara en 2020. También en 2020, Ediciones Estrofa del Sur publicó el hasta el momento inédito China Roja, original de 1964. En 2022, Ediciones Tácitas publicó el ensayo Vanguardia y revolución en Pablo de Rokha de José Miguel Curet, y así, suma y sigue: hace un par de años la editorial Oso de Agua junto a Editorial Multitud –emblemático sello fundado por Pablo y Winnétt de Rokha en la década del treinta–, se han puesto en la feliz tarea de publicar obras de la familia De Rokha –Pablo, Winnét y Carlos– respetando para ello la fuerza original de los diseños de Multitud.
Tengo en mis manos Moisés, original de 1937, libro que, desde su título, dialoga con otros trabajos rokheanos sobre figuras capaces de conjugar el mito, la historia, el heroísmo y la moral: Satanás (1927), Escritura de Raimundo Contreras (1929), Jesucristo (1933), Oda a la memoria de Gorki (1936). Moisés, el personaje bíblico, niño de pecho rescatado de las aguas por la hija del Faraón, tendrá la misión de salvar de la esclavitud al pueblo hebreo, imagen que le sirve al poeta para dar pie a su libro: “En grandes, terribles aguas, como entre plomos cósmicos y abejas […] de los humillados y ofendidos del mundo,/ contra serpientes y llamas, contra leones y sombras,/ navegaba la criatura popular, ardiendo y bramando/ en la soledad dramática”. La intención revolucionaria del poeta es evidente, empalmando la historia bíblica en busca de la tierra prometida con la revolución proletaria marxista a la cual rindió fidelidad hasta su muerte. La impetuosa y magnífica imaginación del poeta, creadora de la quizás más original y desbordada de nuestras vanguardias, se apropia de los símbolos y de la magia para la causa roja: “entonces Moisés, el hombre del hombre, alzando los brazos, terriblemente,/ hizo del agua sangre, los ríos, los océanos, los lagos, todas las aguas del Universo,/ arriba de la dinastía […] hijo del mito, del signo y el destino, rojo”. Rojo: “el color del terror y del arte”, anota. La exuberancia y violencia bíblica es materia fértil para el poeta de Licantén, como si le cantara a su propia tierra campesina y proletaria: “Y todo el polvo de la tierra se volvió piojos,/ y piojos de piojos, y piojos de piojos de piojos,/ y piojos de piojos de piojos de piojos/ grandes como el hambre del pueblo […], piojos del régimen burgués, del santo del sabio proletario […]”.
A modo de epílogo, el volumen trae un estudio de Naín Nómez a la trayectoria del poeta y una breve entrevista fechada en 1939, en la que se le pregunta a de Rokha por su concepto de la poesía. Dice: “Es la expresión verbal definitiva del instante que tiene a desbordar las categorías de espacio-tiempo, y en la que la máxima potencialidad del individuo, afronta la máxima potencialidad del universo, y le impone su ley imaginaria”. Respuesta que sirve de manifiesto y que da sentido a su ejercicio de recurrir a una figura (Moisés) y a un texto (el Pentateuco) de más de 2500 años de historia. El Moisés rokheano es el poeta-héroe arquetípico, capaz de recibir la palabra divina y transmitirla al pueblo para su liberación. Alter ego posible, “vate curvado, pues traía la verdad al hombro”.
Sebastián Astorga A. (Chile, 1980). Doctor en Literatura (PUC), Magíster en Estudios en Arte y Literatura (UAEM, México) y Psicólogo (UDP). Trabaja como psicólogo clínico e investigador en literatura. Ha publicado Diario en pena, Paraná, Cuernavaca y, en coautoría, Prohibiciones & títulos, así como una serie de discos de rock y música experimental.