HORACIO (65-8 a. C.) tuvo una vida tranquila: su historia es la historia de su poesía. Sus Sátiras y Epodos le granjearon inmediato reconocimiento. Con sus tres libros de Odas y el primero de Epístolas, ocupó el puesto de poeta oficial tras la muerte de Virgilio. Junto con Catulo, ha sido siempre el más querido de los poetas latinos por los lectores y particularmente por los poetas. No por casualidad: personifican ambos potencias tales —Catulo, la pasión; Horacio, la sensatez— que, si alguna falta, la vida se convierte en un infierno.