Desde el título en más hay algo de palabra inventada e impronunciable de trabalenguas. Sergio
Salamanca nos instala en un punto de partida donde todas las palabras son inventadas, flexibles,
cambiantes y dúctiles. Con Pftschute se apropia del gesto moderno radical que implica partir
siempre desde cero. Nombrar todas las cosas como el primer hombre, desde lo más primitivo que es
el sonido que permite la voz, siseado o gutural, grito o susurro. Pero este voceo no se detiene en el
Dadá originario o ni en elucubraciones acerca de la formación del lenguaje. El sonido aquí es uno
preciso y único, es ese que da especificidad y fusión. En los poemas de este libro hay una
exploración que es apropiación y descubrimiento. Imágenes, escenas y diálogos cuajan en un caldo
que funde palabras, situaciones, cuerpos, lecturas, lugares o tiempo como en un amasijo vital que
entra en ebullición. Los poemas decantan, se vuelven materia. Son todo eso que queda (y lo único
que queda) tras la urgencia por devorar la palabra como la vida. Gustavo Barrera Calderón
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