Hace ya un par de décadas que Andrés Anwandter abandonó la casa perfecta, compacta y segura del
poema redondo para meterse en el lío de registrar el presente sin diluir las manchas ni moderar el
volumen. El resultado de la repetición diaria de ese ejercicio –diaria y nocturna, porque sus poemas
parecen tecleados de noche, mientras los niños duermen– es una especie de falso diario de vida o
quizás un diario verdadero que registra vidas eventuales, anteriores, paralelas, futuras. Imantados
por un título hermoso, extraño y hasta medio cómico, los lectores de Pasados en limpio recordamos
los borradores ilegibles de las primeras soledades y los cuadernos pulcros de los estudiantes mateos
y temerosos (“siempre hace frío/ en los recuerdos/ escolares”), a la vez que revisitamos la Historia
como una pelea infinita de versiones divergentes, y quizás también reparamos, tardíamente, en que
somos los incómodos sujetos desinenciales de la oración, porque trataron de pasarnos en limpio, no
lo lograron, pero lo intentaron. “Tanto tiempo mirando las nubes/ sin haber aprendido/ nada de
ellas”, dice el autor de este libro sutil y poderoso, repleto de imágenes certeras, arbitrarias y
destempladas, que nos conducen a discutir una vez más –como si fuéramos nuevos, como si
viniéramos llegando– si somos borradores o versiones definitivas, sin más erratas que unas cuantas
arrugas, de quizás qué clase de textos. Los poemas de este libro acompañan, conmueven, perturban
y plantean preguntas sencillas pero casi imposibles de resolver: “a qué edad será/ razonable/ dejar//
de dibujarle/ una boca/ sonriente// y ojos al sol”. Alejandro Zambra
Andres Anwandter (Valdivia, 1974) Poeta, traductor e investigador. Ha publicado numerosos
libros de poemas, entre los cuales destacan Especies intencionales (2001 − Premio Municipal de
Poesía), Banda sonora (2006 − Premio de la Crítica) y Materia gris (2019 − Premio Mejores Obras
Literarias). Ha desarrollado en paralelo una obra poética visual −en el contexto del Foro de
Escritores de Chile− y sonora, como parte del dúo “Motor Nightingale” junto al poeta Martín
Bakero. En 2014 su trayectoria fue reconocida con el Premio Pablo Neruda de Poesía Joven.