Una vida salvaje y desobediente es tanto una selección como una introducción a una obra que se ramifica a través de otros libros, escritos y biografías. Contiene acaso el ensayo más famoso de Thoreau, «Desobediencia civil», en el cual muestra su lado político; «Recolecciones (o lo que el tiempo no ha cosechado de mi diario)», las primeras entradas de su ya canónico diario, tan lleno de observaciones como de digresiones y muchos dardos —de madera— contra la vida moderna; y «Donde viví y para qué viví», capítulo de su obra magna, Walden, pero que a su vez puede leerse como un ensayo independiente. También se incluye una cronología con aspectos básicos sobre la vida del barbudo poeta y ensayista.
Henry David Thoreau (1817-1862) era un anarco-pacifista. No le gustaba pagar impuestos. No creía en el Estado, menos en los Gobiernos y gobernantes. Estaba en contra de la esclavitud y de cualquier tipo de guerra. Odiaba que le dieran órdenes. Y le disgustaban muchos aspectos de la modernidad. Más allá de las contradicciones que encarnaba Thoreau, hay algo que no se le puede discutir: llevó a la práctica sus teorías. O por lo menos lo intentó.