En octubre de 1990 Anatole Broyard, director del New York Times Book Review, muere a causa de un cáncer de próstata que le fue diagnosticado 14 meses antes. Durante este tiempo, escribió una serie de ensayos y un diario que, junto con el relato autobiográfico «Lo que dijo la cistoscopia» (que Philip Roth calificó de «espléndido»), publicamos por primera vez en castellano.
Ebrio de enfermedad es un libro «extraordinario, de una impudicia y una insolencia magníficas», en palabras del prestigioso neurólogo Oliver Sacks, autor del prólogo de la presente edición, del que también afirma:
«Nunca he visto ningún escrito sobre la enfermedad que sea más directo, más franco: a nada se le resta importancia, no se rehúye nada, nada se pasa por alto, no se da a nada un trato sentimentaloide, ni se apiada gratuitamente de nada; nunca he visto ningún escrito de estas características que sea al mismo tiempo más profundo, más inteligente, más reflexivo, más resonante».
En cada escrito de este conciso y conmovedor libro, Broyard, ya mortalmente enfermo, desgrana su particular visión de la enfermedad, que se podría resumir en la siguiente reflexión: «Yo aconsejaría a cualquier enfermo que desarrolle un estilo para su enfermedad […]. Adoptar un estilo para afrontar la enfermedad es otra manera de recibirla en nuestro propio terreno, de convertirla en un mero personaje, uno más de nuestro relato».
Los títulos de los escritos aquí incluidos hablan por sí mismos: «Hacia una literatura de la enfermedad», «El paciente examina al médico», «Notas de un diario», «La literatura de la muerte» o «Lo que dijo la cistoscopia», del que Philip Roth, en una carta a Broyard, dijo:
«He leído que no aguantas los consuelos a la ligera, pero debo decirte que me dejó helado tener conocimiento de lo de tu cáncer. No sale a cuenta ni siquiera para escribir un relato tan espléndido como “Lo que dijo la cistoscopia”, no al menos mientras Aristófanes sea Dios».