Las Memorias de Daniel Paul Schreber han dado lugar a tantos comentarios psiquiátricos y psicoanalíticos que esa misma plétora terminó causando confusión. Cuando le hablamos a Dios –se llegó a escribir–, se llama plegaria, cuando Dios nos habla, se llama esquizofrenia. No siempre se leyó ese texto de la manera en que su autor deseaba que fuese entendido: como el advenimiento de una verdad teológica cuya importancia no es menor a la que acarreara la venida de Cristo a este mundo. Una vez terminada la obra, Schreber sale apaciguado de dieciocho años de reclusión psiquiátrica, y se lo reconoce libre de conducir su vida tal como le parezca.
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