“Para mi gusto, este es el mejor libro relacionado con el periodismo deportivo escrito en Chile. El autor descubrió la deliciosa trampa que esconde una buena historia. Detrás del fútbol, está nuestra propia biografía. “El partido de los Valientes” no es un libro de fútbol. En sus páginas encontramos la historia de un país que se quebraba. No es fácil contar una historia donde todos sabemos el final. Este relato lo hace con transparencia, elegancia y respeto. Grafica, mucho mejor que varios libros de sesudos analistas, como una nación estaba en su punto máximo de ebullición y como el fútbol, ese deporte que muchos aún miran con desdén, lograba cobijar buena parte de la esperanza perdida”.
Cristian Arcos, prólogo segunda edición.
“Contra la moda actual del cronista protagonista, que da cuenta de sus aventuras por el mundo o bien dedica un generoso número de páginas a mostrar cómo llevó a cabo la investigación, el viaje o lo que fuere, Pickett se esconde casi por completo. De esta manera, la crónica se libera de todo peso innecesario y gana notablemente en verosimilitud. La crónica recoge las distintas versiones inscritas en la memoria de los participantes. El cronista no se casa con ninguna, lo que da, a ratos, un aire surrealista y casi fantasmal al relato. Lo más interesante y atractivo de la crónica, sin embargo, no es la picardía tan chilena que muestra ni las trampas insalvables de la memoria, sino cómo Pickett, escondido tras las preguntas, logra dar forma a un relato sin hacerle caso a la épica con que quisieron adornarlo, más en nombre de la política que del deporte; en cambio, restituye a sus personajes en su dimensión más humana”.
Rodrigo Pinto, Revista “El Sábado”.
“Las peripecias de los jugadores, seleccionados nacionales, por un Santiago envuelto primero en tiroteos y, luego, sembrado de cadáveres diseminados por las calles, son una forma tal vez más simple pero real, de revivir, en parte, el clima que vivía el ciudadano común. Tal vez por eso, al leer sus testimonios, resultan personajes más cercanos (iba a escribir “más chilenos”). De esta forma, el libro muestra también, de refilón, un Chile que ya no está, el que se fue, el que se perdió y terminó ese año 1973”.
Nibaldo Mosciatti, prólogo primera edición.
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