“El desdoblamiento demoníaco aparece en numerosas películas alemanas: Caligari es al mismo tiempo eminente médico-jefe y charlatán de feria, Nosferatu el vampiro, señor de un castillo feudal, quiere comprar una casa a un corredor de inmuebles, imbuido él mismo de demonismo. Y el personaje de la Muerte en Las tres luces es un vulgar viajero en busca de un terreno en venta. Como si el costado maléfico de un individuo implicara una contracara burguesa. En ese mundo vacilante, nadie está seguro de su identidad: Homunculus, una especie de Führer, llega a desdoblarse voluntariamente: disfrazado de obrero, hostiga a los pobres contra su propia dictadura. Ese gusto morboso por el desdoblamiento lo encontraremos también en El testamento del Dr. Mabuse y M, el vampiro negro, de Fritz Lang.”
L. E.