El lugar sin alma y El trabajo: nuestra violencia legitimada dan forma a una sola obra presentada bajo el título de Homo laborans. Un libro, dos autores amparados tras un seudónimo. Dos reflexiones en extremo íntimas y profundamente sinceras sobre el trabajo en nuestro tiempo y el lugar que ocupa en la sociedad actual. Dos relatos que se mueven entre los géneros del diario personal y el literario. De ahí entonces el que no tengan un orden de lectura, que se presenten de esta forma en el libro físico. Y es que ambos pueden leerse como una gran crónica de la desazón que produce el trabajo moderno y sus efectos en el género humano. Una visión pesimista en la que, pese a todo, la humanidad pareciera tener una esperanza de redención; así lo expresa uno de los autores cuando afirma: «Lo único bueno del lugar sin alma es que hay personas con corazón».
Sincreto Arrebatos nace y muere aquí. Ahora. Sus estudios, vida social y laboral están en la provincia de Curicó. El presente escrito no pretende más que ser el registro personal e inconstante de años trabajados en el “lugar sin alma”. Mirto Retamal nace huérfano de padres, territorio y temporalidad. Aparece tibiamente a fines de los años noventa en algunas revistas de la región del Maule. Se produce entre trabajos de packing, vendiendo libros, zapatos y leyendo La peste de Camus. Luego se mueve a Santiago. Allí se nutre observando y escribiendo sobre la rareza humana. Sus textos se pierden en computadores ajenos de personas que no vuelve a ver. Nunca nada fue publicado. Hoy vive recluido en su trabajo, su familia, su perra y sus pájaros. Escribe a lo lejos y guarda todo en su notebook.
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