La mirada de Jorge Cid en este libro se centra en los residuos, en los restos que quedan del
naufragio, en «los espectros que arrastra la marea» antes de que sean retirados y olvidados. Pero
también deja entrever lo que precede y lo que ocurrirá después. Hay fantasmas de Kosovo a la
espera de regularizar sus papeles en «una fila que no avanza«, un metro de París antiguo y horrible
convertido en Babel, niños de Tánger en fantasías estéticas de tolueno, en caletas del Mapocho.
Sin embargo, hay una escena que el espectador no ve. Queda sugerida, insinuada o entre
paréntesis la maquinaria, el mecanismo que no deja opción diferente a lanzarse al mar o al
desierto y cruzar la frontera que conducirá con igualdad de probabilidades hacia la supervivencia o
la muerte.
Gustavo Barrera, texto presentación del libro (fragmento).
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