A diferencia del que intenta consagrarse con el poema-souvenir-de-feria-veraniega, hay aquí una
continuidad. Una especie de trabajo en serie. Verdugo como una máquina fordista de producción de
poemas. Esa cadena de ensamblaje, sin embargo, se encuentra calculadamente enloquecida. Una
pieza de kraut rock con variaciones insospechadas. Verdugo practica el motorik de la escritura.
Jonnathan Opazo
La poesía de Verdugo trae la satisfacción de encontrarnos con la mítica impertinencia del siglo XX
por descontextualizar acertadamente… Pero el subentendido es superado y lo más natural parece
distinto, ajeno. Como en una sala trampa de The Game, donde todos los muebles tienen etiqueta
todavía, o como los electrodomésticos monstruosos de La Dimensión Desconocida. Manuel Boher
Podríamos decir que lo que queda fuera de campo es la fuerza de la historia que desborda la
narrativa, y cuya tensión latente se objetiviza en su propia mediación opaca. Esa es la política de la
inactividad, la falla que Verdugo opta por exacerbar. Es lo que puede hacer la poesía, porque el acto
de no narrar, más que un defecto, se vuelve potencial para crear una novela netamente terrígena.
Constanza Ceresa
Mario Verdugo Arellano (Talca, 1975). Ha publicado La novela terrígena (2011), Apología de la
droga (2012), Canciones gringas (2013), Miss Poesías (2014), robert smithson & robert smith
(2017), Las parejas hétero del siglo veinte (2017), Glacis (2022) y Las mejores series del año
(2023), además de las plaquettes Absolutamente moderno (2017), Desnudos justificados por el
guion (2021) y Próspera (2024). Integrante del colectivo artístico Pueblos Abandonados, también es
autor de Arresten al santiaguino! Biblioteca de autores regionales (2018; Premio Manuel Montt) y
de Curepto es mi concepto. Ensayos sobre literatura y territorio (2022; Premio Mejores Obras
Literarias).