Leer a Pablo Katchadjian significa zambullirse en su personalísimo mundo de maravilla, inventado
pero tal vez posible, en el que el juego es seguir hacia delante, siempre hacia delante. Significa
aceptar que un poeta pueda convertirse para unos matones en el catalizador hacia una vida artística;
encontrar lógica en que, en medio de una guerra, un gigante esté preocupado de conseguir un traje
a la moda para su eventual entierro; o convenir que, para pasar desapercibido, un santo se
transforme en librero o, más bien, en la copia de un librero que era la copia de un santo.
Estos Tres cuentos espirituales —que efectivamente son tres, pero sólo espirituales si se usa la
palabra como neologismo, como algo que sirva para ocultar la estupidez de cada época— exigen
que suspendamos la verosimilitud y la incredulidad, que abracemos la duda y que nos entreguemos
a un disfrute y gozo literarios de los que no querremos salir más.
Pablo Katchadjian (Buenos Aires, 1977) ha publicado las novelas Una oportunidad (2022), Amado
Señor (2020), En cualquier lado (2017), La libertad total (2013), Gracias (2011) y Qué hacer (2010);
los libros de relatos Tres cuentos espirituales (2019; Kindberg, 2025) y El caballo y el gaucho (2016)
y otros libros de género más dudoso como La cadena del desánimo (2012), Mucho trabajo (2011),
El Aleph engordado (2009) y El Martín Fierro ordenado alfabéticamente (2007); así como cuatro
libros de poesía: el cam del alch (2005), dp canta el alma (2004) y, en colaboración con Marcelo
Galindo y Santiago Pintabona, La Gioconda (2016) y los albañiles (2005). Su obra ha sido traducida
al inglés, francés, portugués, armenio, hebreo y neerlandés.