Los cuervos de Pearblossom es el único cuento para niños y niñas escrito por Aldous Huxley. Se lo dedicó a su sobrina, Olivia de Haulleville, en la Navidad de 1944.
Cada día, la señora Cuervo pone un huevo. Y cada día, cuando vuelve de hacer las compras, su huevo no está. Una tarde, al volver del mercado, descubre que es el señor Serpiente —que habita en el hueco del mismo árbol que ocupa su nido— quien se ha comido uno a uno sus preciados huevitos.
Entonces, toma cartas en el asunto el señor Cuervo ayudado por su sabio vecino, el Búho.
Este cuento habla de la importancia de saber vivir en sociedad bajo el bien común, sin aprovecharse de la fuerza y de mantener la armonía de la naturaleza.