Hay varias maneras de enfrentar el recuerdo de los padres y, en todas, siempre existe el riesgo
de la evocación hagiográfica o el simple ajuste de cuentas, que terminan por convertir al
narrador, el hijo huérfano, en el director de una película en la que controla todo: siempre
resultan las peores. En Íntima y El origen de todo, dos libros entre los que media algo más de
una década y que por primera vez se publican juntos, el uruguayo Roberto Appratto elude el
lugar común que el género parece imponer a veces y asume los riesgos que implican dejar que
la escritura fluya sobre la capa de recuerdos sobre la que se sustenta. El vaivén —un efecto en el
espacio y sobre todo en el tiempo— es casi imperceptible y conmovedor en cada frase: de
pronto, se instala en el pasado para contornear un padre que el niño que fue imagina inmenso y
algo inalcanzable, y un poco más allá recorta del presente la figura que los años esculpieron en
su madre para registrar una escena doméstica y actual. Hay música de fondo, hay películas, hay
una ciudad que respira al ritmo algo azaroso de la experiencia: el tono autobiográfico de
Appratto parece venido de la naturalidad, de ese lugar impreciso del que solo llegan, a veces,
noticias de la literatura verdadera.
Roberto Appratto nació en Montevideo, Uruguay, en 1950. Es narrador, poeta, profesor de
Literatura y coordinador de talleres de escritura. Además de Íntima y El origen de todo, ha
publicado otras nouvelles con el mismo sesgo autobiográfico (Se hizo de noche, 2007; 18 y
Yaguarón, 2008; Como si fuera poco, 2014 y Mientras espero, 2016). Como poeta, es autor de
Velocidad controlada (1986), Levemente ondulado (2005), Sin palabras (2014) y Mi versión de los
hechos (2020), entre otros títulos. En 2014 publicó también el ensayo La ficcionalidad en el
discurso literario y en el fílmico.
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