A tus treinta años, tu vida es un páramo. No tienes pareja ni hijos, apenas algunos amigos. Los fines de semana son iguales que a los veinte, sólo que ahora las conversaciones tratan sobre autos, celulares y sueldos. Tu casa es una caja de fósforos. Los días se te van en pensar, dormir y mirar al techo. Los zapatos te aprietan y a tu alrededor todos se entregan a la búsqueda de una «gran vida». ¿Será que no hay esperanza?
Sí la hay. Entre el maracanazo del Cóndor Rojas y el palo de Pinilla, Fernando Mena sigue los pasos de Manuel, un personaje inolvidable que lucha por no perder su fuego interior en un Chile hecho para administrar derrotas. Un treintañero tierno y luminoso al que dan ganas de abrazar, acompañar en su próxima mudanza e invitar a una piscola.
«Esta novela capta la alienación de la población flotante ilustrada de Valparaíso, la melancolía del insondable interior de las provincias que lo miran, el despabile que significa la miseria iluminada de los cerros. Mena entiende en su manera elíptica el arriba y abajo del Puerto que sacude la autocompasión de su alter ego.»
CRISTÓBAL GAETE
«Este es un libro para los que caminan de regreso a casa siempre por la misma ruta. Para los que no se han ido ni se irán. Esos que hacen cara a Chile, a sus castigos, a su fuego y sus teles a color. Con rabia y pena. Pero sin rendición, haciéndolo su hogar desde lo simple, desde el amor, con orgullo.»