Diario De La Renuncia

” El problema de este diario entonces soy yo. Escribo como si tuviera cuántos, no sé, ¿16, 19 años? Escribo como si el mundo fuera a esperarme a que madure antes de exigirme una opinión o una decisión o un juicio, y además escribo pensando que el mundo se preocupa por mí y me exige cosas. ” (Pág. 96).
En esta novela hay un diario y en ese diario una espera. Un chileno escribe y recuerda, y ensaya formas de proteger un secreto. Un sorbo de mate, la nieve o el nido de un mirlo; la costa valdiviana o la soledad de la pampa le ofrecen reflejos que él desea y registra, retirado en la intimidad de su estudio inglés. En los prados de Cambridge o la lluvia de Londres, repasa lecturas y evoca los viajes que hizo o soñó.
“Como todas las grandes novelas, Diario de la renuncia es más una atmósfera que una historia. Una neblina que no deja de increparnos y que esboza el rumor de otra vida posible. Una novela sobria, bella, de una precisión encomiable.”