“Acceder a la extremidad desierta de las cosas supone realizada una condición: el silencio del discurso […] Por tal motivo, me hace falta pedirte ahora, ya que recorres frases donde el silencio del pensamiento se inscribe con más necesidad aún que su encadenamiento, que renuncies si no sientes desde muy lejos la angustia en la cual estoy tratando de comunicar contigo. Si esta lectura no fuera a tener para ti la gravedad, la tristeza mortal del sacrificio, quisiera no haber escrito nada.”
G. B.
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