El Monte Fují fue retratado por Hokusai desde cien célebres vistas y es considerado de
lo más hermoso y sagrado de Japón, al punto que budistas y sintoístas por igual, creen
un deber moral subir una vez en la vida y rendir honores en la cumbre a la aparición del
Sol Naciente. En occidente no podríamos comprender exactamente la importancia del
gesto de un artista que se desplaza tantas veces para contemplar y dibujar lo que en
apariencia es lo mismo. Un gesto que podría interpretarse como obsesivo o exagerado.
Esta es la operación compositiva de Dafne sobre fondo de Monte Fují, una novela
onírica escrita por la insistencia de alguien que viaja y comprende que quizás no revele
el misterio que le significa oriente, sino que lo está haciendo actuar.
Dafne sobre fondo de Monte Fují es un viaje tanto real como ficcional al Japón y al
erotismo que provoca lo desconocido. El viajero es un artista y un maestro que decide
dejar testimonio de su conmoción luego de una serie de experiencias transformadoras.
Los artistas son los viajeros de este tiempo, transhumantes recolectores de historias,
quienes se ponen en movimiento no solo para conocer lo otro, sino también para romper
con la identidad del mundo. El devenir del viaje teje de manera fina y permanente un
punto de fuga que no es otra cosa que el quiebre del sentido único del relato.
Dafne sobre fondo de Monte Fují, continúa el proyecto de escritura literaria de Emilio
García Wehbi, en el que se manifiestan el imaginario y la experiencia artística del autor
en una trama de diálogos transversales y vínculos profundos con el arte contemporáneo.
Las escenas delirantes por las que transcurre la historia, producen una escritura que
rompe los límites impuestos por el cuerpo y la moral. En Dafne sobre fondo de Monte
Fují surgen profundas reflexiones sobre los campos del arte y la filosofía para entregar
una mirada que amplía la cosmovisión occidental del cuerpo.
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