Un escritor, por más aislado del mundo que se halle, escribe siempre para alguien, aunque sea un lector imaginario. Por supuesto, se escribe de forma diferente para un lector culto o para un crítico que para un vulgar devorador de papel impreso. Pero en aquellos años incluso al dirigirse a los “de abajo” se escribía “desde arriba” y aun cuando el escritor descendía al nivel de las masas, lo hacía en la medida en que su cultura y su buena educación literaria se lo permitían.
Mi proyecto era en este sentido extraordinariamente radical: entregarse a la masa, rebajarse, convertirse en un ser inferior, no solamente describir la inmadurez, sino escribir “con ella”; en una palabra, fue esa idea que más tarde definí enunciando un postulado según el cual en la cultura no solamente el inferior debe ser creado por el superior, sino también a la inversa: el superior por el inferior.
Witold Gombrowicz
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