En la aventura descrita en esta obra, Manfred Max-Neef se encuentra con la sabiduría y el conocimiento ancestral encarnado en las
comunidades de pueblos originarios y de pequeños agricultores de la sierra noroccidental ecuatoriana y de Tiradentes, localidad del
sudeste brasileño. En los habitantes de dichas comunidades, identifica cosmovisiones, fuerza, arte y entereza que despiertan en él un
gran interés y admiración, reconociéndolas desde entonces como la base de un desarrollo armónico entre la comunidad y la
naturaleza.
De alguna manera, estas visiones de gente común y corriente, pero muy ligada a la tierra, confirmaron una serie de respuestas a las
grandes problemáticas económicas y ambientales que el autor venía pensando por años y que sientan las bases de sus aportes a las
teorías del desarrollo local y las necesidades humanas. En La Economía Descalza podemos sumergirnos en los orígenes de estas
contribuciones y reflexiones, que se nutren de la gran travesía —no exenta de conflictos— en la que el reconocido economista se
embarca durante la década del setenta.
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