Si la libertad, la igualdad y la solidaridad fueron utilizados en el siglo XIX para construir
y legitimar los Estados-Nación, el siglo XXI reclama reconocer las diferencias
para ser capaces de construir un mundo más justo en un escenario global más complejo.
¿Debemos comenzar a conjugar en plural los conceptos de libertad, igualdad
y solidaridad para poner de relieve que cada uno tiene distintos significados? ¿No
sería útil mirar al pasado para ver qué formas complejas de organización del poder
multinivel existieron? ¿No parece más lógico y sencillo cambiar nuestros conceptos
para ser capaces de imaginar las sociedades más justas y libres que queremos
construir, en vez de empeñarnos en seguir sosteniendo que las sociedades se deben
ajustar a las ideas y los preceptos que fueron concebidos hace más de doscientos
años?