” Siempre que viajo se apodera de mí una muy leve angustia en el momento de partir, angustia a veces teñida de un suave escalofrío de exaltación. Porque sé que a los viajes siempre se asocia la posibilidad de la muerte –o del sexo (eventualidades altamente improbables, claro, pero sin embargo nunca del todo imposibles). “
pág. 17
Considerada por algunos críticos como el nuevo «Nouveau Roman», la primera novela de Toussaint marcó, sin lugar a dudas, nuevos caminos para la literatura francófona. Desde hace casi treinta años, Toussaint indaga en un nuevo estilo de la frase, trabajándola, extendiéndola, engastándola, hasta llegar a pulirla para formar su propio estilo. Entre Proust y Beckett, encontramos a Toussaint.
Autorretrato (en el extranjero), no es ni una novela ni un ensayo. Son textos, fragmentos, recuerdos de brevísimos momentos que como puntitos van conformando poco a poco el rostro del autor. De Tokio a Córsega, pasando por Berlín o Hanói, el lector viaja por el mundo, pasando de un tono a otro: la ironía, el hazmerreír, pero también la melancolía y la tristeza.
Múltiples espacios, numerosos tonos, pero una sola voz, la que nos guía desde la primera página y que hace que queramos seguirla más allá de la última.