El navegante es una de las elegías más conmovedoras de la literatura
medieval. Fue escrita en anglosajón —o inglés antiguo— y
data del siglo IX. Ezra Pound, quizá el mayor de sus traductores
al inglés moderno, evoca sus versos comparándolos con Homero;
no en vano, más tarde, reutilizará los patrones rítmicos de El
navegante
a la hora de reescribir en los Cantos el undécimo libro de
la Odisea, la memorable «Nekuia», con Ulises abismándose en el
reino de los muertos. Borges, por su parte, afirma que el carácter
acentuadamente personal de las primeras líneas «prefiguran la
remota voz de Walt Whitman». Nosotros podríamos agregar que
la escritura monológica y vacilante del poema prefigura a
Shakespeare
y Browning. No hay aquí tregua; el poeta se desgarra ante
el destino asumiendo con dignidad su exilio, acometido por un
cierto desengaño lúcido que lo reafirma en medio de la turbación.
Esta nueva edición definitiva ha sido realizada por Armando Roa Vial
e ilustrada por Manuel Solar Montory es parte de la Colección
Recreaciones y permite al lector acceder a este poema fundamental
de la historia de la literatura. Cabe destacar que cada ejemplar ha sido
foliado a mano por el calígrafo Humberto Olea.
Extractos
Puedo pregonar por mí mismo este canto
en momentos de zozobra, la amarga verdad de mi travesía;
como mi cuerpo, en ásperos días, resistió privaciones y penalidades.
Sombrías premoniciones se agolparon en mi pecho.
Refugiado en mi nave sacudida por el frío,
pugné por sortear el agobiante alboroto de la marea. (…)
