Para quien se interese por Trần Đức Thảo, esta obra presenta múltiples problemas desde el punto de vista formal. Por ejemplo, ¿por qué haber elegido un lectorado francófono y francés? ¿De qué género de obra se trata: simple libro de propaganda en el que el autor busca agenciarse el favor del Partido, o parte del corpus filosófico de Thảo? ¿Y por qué, con La filosofía de Stalin, estamos frente a la primera parte de una obra que queda por concluir? Pero es precisamente en medio de esas dificultades que este libro permite abrir una reflexión sobre la síntesis que se encuentra al cabo de la historiadel capitalismo como desmesura: el comunismo, como serie de sistemas políticos, económicos y sociales en que primaría la cualidad, una vez que la desmesura ha sido superada, subsumida, por la adopción del democratismo socialista. El comunismo, como lo que Stalin y el estalinismo impedían pensar, debido a su interpretación no sólo errónea y falseada de la dialéctica, sino sobre todo por su interpretación de la mala dialéctica. La presente edición incluye un prefacio de Jérôme Melançon y epílogo por Thierry Marchaisse.
Trần Đức Thảo (Vietnam, 1917). Radicado en Francia desde 1936, en 1942 obtiene una Licenciatura en Filosofía en la École Normale Supérieure, con un trabajo sobre Husserl dirigido por Jean Cavaillès. Durante los años 40 toma contacto con Merleau-Ponty, Kojève y Sartre. Publica en la revista Les Temps Modernes y asume un rol activo frente a la colonización. A pocos meses de la aparición de su libro Fenomenología y materialismo dialéctico (París: Minh-Tan, 1951), retorna a Vietnam, poniéndose a disposición del PC de ese país. En 1958 se inicia un proceso político en su contra siendo declarado “enemigo de la patria y del socialismo”. Desde 1966 escribe regularmente en la revista La Pensée y publicará dos libros: Investigaciones sobre el origen del lenguaje y de la conciencia (París: Éditions Sociales, 1973) y La filosofía de Stalin. I. Interpretación de los principios y leyes de la dialéctica (París: Mây, 1988). Entretanto, busca el desagravio del PC vietnamita. Aparentemente enviado por éste, retorna a París en 1991. Su salud empeora por entonces y su regreso, después de cuatro años, termina siéndole muy adverso. Muere en esa ciudad el 24 de abril de 1993.